A mi cuenta de autónomos pongo por testigo

De Galaxxia
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A mi cuenta de autónomos pongo por testigo es un texto de Laura Olea López realizado en octubre de 2020. Laura fue seleccionada como colaboradora para las sesiones experimentales de pensamiento y escritura Claves para un manifiesto de las Jornadas de pensamiento xxi.

Ahora que no hay inauguraciones con vino y rosas, fiestas y jolgorio, grandes festivales, ferias ni verbenas, ahora que el glamour impostado se ha caído solo quedamos nosotras: trabajadoras frente a sus pantallas con pijama como uniforme rebuscando entre opciones, concursos y subvenciones frente al susto que da el futuro, igual que el presente, igual que el pasado. La escena mientras escribo esto en tales circunstancias no se aleja tanto a mi situación laboral un año atrás: inestabilidad, desprotección, aislamiento por un sistema basado en la competencia, la indefensión y desesperación.

Conversatorio I: Elena Castro mostró la misma frustración, cansancio y agobio ante situaciones que continuamente se repiten. En la ausencia de espacios de malestar conjunto para despotricar, para organizarnos, para tramar estratagias y sentirnos menos solas. Escuchándola me sentí menos sola.

Cuando yo me siento así ¿con qué legitimidad puedo, desde nuestra precariedad laboral enquistada, hacer argumentos sobre la emancipación ciudadana para ganar una subvención? Mientras creía en la cultura como un espacio de encuentro, de compartir, de discusión de pensamiento, de creación de discursos... me estaba descuidando a mi misma, a mi cuerpo como herramienta aséptica que me lleva a reuniones y monta festis a golpe de café; pero también he dejado de lado a las otras trabajadoras, a los colectivos, a la comunidad para la que estaba demasiado ocupada para participar, para compartir, para pensar, para crear discursos sobre nuestra propia fuerza de trabajo.

Conversatorio III: Siro Santos compartía su fórmula para seguir con su militancia en un contexto determinado sobre el que puede impactar con su trabajo mientras cubre sus necesidades económicas con trabajos en otro contexto más alejado, relacionándose de otra manera. Mantenerse en ambos campos midiendo fuerzas para no dejar de luchar.

Pero esto acaba aquí y ahora: hoy se firma La Declaración Por La Defensa Y Promoción De Los Intereses De Las Trabajadoras Culturales (LDPLDYPDLIDLTC). Con esta fundación simbólica pero no sin importancia, invoco el poder del conchófono y de todos los amuletos que nos hacen sentir segures y llenas de poder para declarar y exigir desde mi humilde habitación de adolescencia convertido en despacho que decido que aquí comiencen los cambios, que se empiece a respetar mi dignidad como profesional y manifiesto lo siguiente:

AQUÍ ME ENUNCIO COMO PROLETARIA

El conflicto de clase inherente estará pero ya no me dejaré llevar. Que mi cuota de autónomos no me volverá a engañar: no soy una empresaria, soy una proletaria cultural que no tiene otro medio de producción que su fuerza de trabajo. Consciente de mi conocimiento situado, de mi valor intrínseco y de mis ganas de hacer no dejaré que me deslumbre y desanimen brillos de titulaciones de otros, apellidos dobles ni grandes Instagrames. De mi orgullo de clase sale mi trabajo, sale mi lucha y aquí se expresa.

LA PRECARIEDAD AFECTA A MI CAPACIDAD DE TRABAJO

El amor al arte se ha vuelto tantas veces tóxico, dando todo de mí sin límites hasta llorar por las noches pero resulta que no era amor: de la precariedad solo salen precariedades y esa será la negociación para los que quieren barato porque dejará de ser bueno y bonito. Hasta que no haya un esfuerzo por los cuidados, los afectos y la dignidad no podrá haber compromiso de buenas prácticas.

NUNCA SE UNIFICA A GUSTO DE TODES, PERO SI APOYO

La multiplicidad de realidades que vivimos diariamente hace muy difícil seguir modelos de organización homogeneizadores, que dogmatizan lo que es una trabajadora. Por otro lado, sumarse a las redes de apoyo ya creadas funciona, se agradecen y son pequeños oasis de utopía que es necesario que sobrevivan.

Conversatorio II: Sara Álvarez y Andrés Fernández-Albalá explican como nadie la importancia del no hacer, no intervenir en lo que otros ya tienen montado y solo facilitar, participar escuchando. Apliquémoslo en cada espacio de convivencia.

Seguiré y participaré de iniciativas que despierten cosas bonitas en mí (galaxxia, Ontologías Feministas, Larre), apoyaré económicamente el trabajo de mi compañeres (libros, camisetas, entradas) y ayudaré a su visibilidad a pesar del algoritmo de las redes sociales (like, share, comment).

EL ENCUENTRO ES EL MEJOR ESPACIO

No siempre hay acceso a espacios físicos, aunque lo haya no todes tienen la posibilidad de acceder, pero siempre podré rescatar un chat viejo, un hilo de mails, una llamada, un corrillo asambleario, un brindis o una carta. Pondré mi oreja para la escucha activa para compartir el peso de los malestares, para mantener el contacto - el de los afectos, el del cuidado - para alimentar ese espacio seguro que se necesita para seguir en esta labor.

POR UNA SOCIEDAD DE SOCORROS MUTUOS

Condenada al epígrafe fluido y ambiguo, ningún organismo abarca todas mis realidades: sindicato puretilla, institución al son gubernamental, el Bar Toro, asociación sin ánimo de lucro anclada en la misma precariedad, terapia autofinanciada, huelga (la que haya), cooperativa, carta abierta o sofá con helado con ellas... Por el momento, sin necesidad de institución, el compromiso conmigo misma y mis alrededores es a lo que me comprometo, es por lo que lucho y bajo lo que aquí firmo.

Firmado: Yo

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