Diferencia entre revisiones de «Hacer (y pensar) cansadxs para nuevos futuros perezosos»

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''Hacer (y pensar) cansadxs para nuevos futuros perezosos'' es un texto de [https://www.instagram.com/_viccctor__/?hl=es Víctor Sánchez] realizado en octubre de 2020. Víctor fue seleccionada como colaboradora para las sesiones experimentales de pensamiento y escritura ''Claves para un manifiesto'' de las [[Jornadas de pensamiento xxi]].<blockquote>Hace un par de semanas se hizo viral en [https://twitter.com/EpicosTweets/status/1309558950833131521?s=20 Twitter] una grabación de pantalla de una clase online. En ella, un alumno había dejado la webcam encendida por error y seguía la lección desde su cama, totalmente tapado y con cara de sueño. La reacción del profesor, aunque no de enfado, mostraba sorpresa ante la situación y la cámara del estudiante se fue a negro. Esta anécdota sirve como excusa para hablar de la repartición cotidiana entre inactividad y actividad, así como de descanso y trabajo, que hace del primero algo subsumido al buen funcionamiento de las dinámicas del segundo. Aunque totalmente capturado por las lógicas productivas, dar muestras evidentes de cansancio en un entorno de trabajo, donde se prioriza la atención maximizada, parece crear un impás en la organización “naturalizada” de nuestras rutinas, ahora en fricción al darse ambas dentro de lo doméstico.
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''Hacer (y pensar) cansadxs para nuevos futuros perezosos'' es un texto de [https://www.instagram.com/_viccctor__/?hl=es Víctor Sánchez de la Peña] realizado en octubre de 2020. Víctor fue seleccionada como colaboradora para las sesiones experimentales de pensamiento y escritura ''Claves para un manifiesto'' de las [[Jornadas de pensamiento xxi]].<blockquote>Hace un par de semanas se hizo viral en [https://twitter.com/EpicosTweets/status/1309558950833131521?s=20 Twitter] una grabación de pantalla de una clase online. En ella, un alumno había dejado la webcam encendida por error y seguía la lección desde su cama, totalmente tapado y con cara de sueño. La reacción del profesor, aunque no de enfado, mostraba sorpresa ante la situación y la cámara del estudiante se fue a negro. Esta anécdota sirve como excusa para hablar de la repartición cotidiana entre inactividad y actividad, así como de descanso y trabajo, que hace del primero algo subsumido al buen funcionamiento de las dinámicas del segundo. Aunque totalmente capturado por las lógicas productivas, dar muestras evidentes de cansancio en un entorno de trabajo, donde se prioriza la atención maximizada, parece crear un impás en la organización “naturalizada” de nuestras rutinas, ahora en fricción al darse ambas dentro de lo doméstico.
  
 
Pero, ¿qué pasa cuando algo NO responde? Es decir, cuando un malestar, una dolencia, un mal sueño o una fatiga dificultan tu jornada y te impiden continuar con ella, o simplemente no realizarla con la misma eficacia. De repente, una coordinación físico-mental (pues no planteamos el cansancio o sus efectos, así como el cuerpomente sobre el que influyen, como dualismo) provoca un ''delay'' dentro del relato hegemónico del trabajo y el ocio del “sujeto emprendedor”.<sup>1</sup>
 
Pero, ¿qué pasa cuando algo NO responde? Es decir, cuando un malestar, una dolencia, un mal sueño o una fatiga dificultan tu jornada y te impiden continuar con ella, o simplemente no realizarla con la misma eficacia. De repente, una coordinación físico-mental (pues no planteamos el cansancio o sus efectos, así como el cuerpomente sobre el que influyen, como dualismo) provoca un ''delay'' dentro del relato hegemónico del trabajo y el ocio del “sujeto emprendedor”.<sup>1</sup>

Revisión del 12:47 24 sep 2021

Hacer (y pensar) cansadxs para nuevos futuros perezosos es un texto de Víctor Sánchez de la Peña realizado en octubre de 2020. Víctor fue seleccionada como colaboradora para las sesiones experimentales de pensamiento y escritura Claves para un manifiesto de las Jornadas de pensamiento xxi.

Hace un par de semanas se hizo viral en Twitter una grabación de pantalla de una clase online. En ella, un alumno había dejado la webcam encendida por error y seguía la lección desde su cama, totalmente tapado y con cara de sueño. La reacción del profesor, aunque no de enfado, mostraba sorpresa ante la situación y la cámara del estudiante se fue a negro. Esta anécdota sirve como excusa para hablar de la repartición cotidiana entre inactividad y actividad, así como de descanso y trabajo, que hace del primero algo subsumido al buen funcionamiento de las dinámicas del segundo. Aunque totalmente capturado por las lógicas productivas, dar muestras evidentes de cansancio en un entorno de trabajo, donde se prioriza la atención maximizada, parece crear un impás en la organización “naturalizada” de nuestras rutinas, ahora en fricción al darse ambas dentro de lo doméstico.

Pero, ¿qué pasa cuando algo NO responde? Es decir, cuando un malestar, una dolencia, un mal sueño o una fatiga dificultan tu jornada y te impiden continuar con ella, o simplemente no realizarla con la misma eficacia. De repente, una coordinación físico-mental (pues no planteamos el cansancio o sus efectos, así como el cuerpomente sobre el que influyen, como dualismo) provoca un delay dentro del relato hegemónico del trabajo y el ocio del “sujeto emprendedor”.1

De cara a paliar la generalización de estas situaciones, y por lo tanto su toma de una apariencia colectiva, surgen nuevos modelos medicalizados de sueño y trabajo (o de inactividad/actividad) basados en la autorrealización, asegurando la continuidad productiva. Esto devolvería a un cuerpo y mente evidentemente entrópicos la apariencia de un circuito cerrado y termodinámico. Conceptos como el de wellbeing o power nap, utilizados bajo lógicas de consumo, serían ejemplos de esta capitalización y atomización de las redes organizadas desde el apoyo mutuo y el descanso.2

Haciendo una lectura reparativa (y, por lo tanto, no queriendo simplemente evidenciar estos mecanismos romantizados de producción), tenemos que repensar estos momentos de debilidad y ausencia de “ganas” sin desligarlos de su conexión sintomática con las figuras del emprendimiento y la autoexigencia.3 Para poder iniciar un proceso resiliente hemos de poner en circulación el dolor, la vulnerabilidad y su patologización, dotándolas de su amplia dimensión sistémica. Así, el descansar se vería atravesado por múltiples vectores, que van desde la normatividad física y mental del “trabajador universal” (recordemos, por ejemplo, la figura tradicional de la anémica o frágil en la representación de la mujer y de los estados de fatiga), hasta las estructuras de clase y las condiciones materiales necesarias para tener lugar y tiempo de descanso.

Tejer sistemas de cuerdas en torno a la precariedad pone en el centro una redistribución de los recursos y los cuidados que enfoca el descanso y la calidad de vida como algo que no depende de nociones personalizadas y “escalables” de éxito, sino de una interdependencia de agentes humanxs, materiales y discursivos: cuidar y ser cuidadxs, como otro dualismo y estructura de poder, quedarían diluidos en una articulación constante en la que todxs somos porosxs a las vulnerabilidades de lxs otrxs, ejercitando una corresponsabilidad en torno al bienestar común en un proceso siempre inacabado de ejercicio político.4

Es por ello que en esta apertura de los cuerpos y las mentes a aquello que nos afecta (buscando su comprensión y reparación al complejizar nuestro lugar dentro del entramado sistémico), surge una necesidad de no renunciar a la idea de futuro(s), la cual peligra, con razón, ante la incertidumbre y la sensación de desposesión que nos atraviesa al pensarlo desde el pensarnos. Como comentó Andrés Fernández en nuestros conversatorios de Galaxxia,5 el pensamiento utópico tiene importancia allí donde se inserta en lo cotidiano para señalar aquello que falta, que sabemos insuficiente, dialogando con un malestar que, en lugar de paralizarnos, nos mueve a denunciarlo.6

Los tentáculos pegajosos del derecho a la pereza y sus demandas no concluirían así con la mejora de las condiciones laborales, sino que, además, en un presente de crisis climática, este se vuelve íntimamente dependiente de la imaginación de nuevos horizontes de vida y cuidado en los que la máquina productiva del capitalismo, con sus lógicas extractivistas sobre el territorio y los cuerpos, ha dejado de ser sostenible. Las cuestiones del apoyo mutuo y la respons-habilidad,7 surgidas al hacer y pensar la necesidad del descanso desde la interdependencia, se vuelven aquí herramientas para enfrentar otros procesos de reparación a nivel global, los cuales han de pasar por la ralentización de unos ritmos de vida cuya organización se ha articulado del nivel más micro al más macro de nuestro sistema.

Referencias

1AD, Clay y CLEMENTS, Leah (13/5/2020), Una suerte de “no” sentimientos, en Gelatina (13/5 - 2/6/2020), La Casa Encendida.

2MORANDEIRA, Julia (2018), Políticas del sueño. Un texto por el derecho al descanso, Werker Editions.

3KOSOFSKY SEDGWICK, Eve (2003), Paranoid Reading and Reparative Reading; or, You’re So Paranoid, You Probably Think This Introduction is About You, en Touching feeling. Affect, pedagogy, performativity, Duke University Press (pp.123-151).

4CASTRO, Elena y Personaje Personaje (13/10/2020), Espacios culturales, ¿espacios seguros?, coordinado por Galaxxia.

5FERNÁNDEZ, Andrés y ÁLVAREZ, Sara (14/10/2020), Materializar lo inmaterial, visibilizar lo invisivilizado, coordinado por Galaxxia.

6MUÑOZ, José Esteban (2009), Cruising Utopia. The then and There of Queer Futurity, New York University Press.

7La respons-habilidad es un concepto utilizado por Haraway para hablar de una necesidad de cuidado junto-con lxs otrxs que, a su vez, está marcado por la curiosidad y la experimentación de generar nuevas herramientas y tejidos interpersonales/interespecie. Véase en: HARAWAY, Donna (2019), Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno, Consonni.

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