2 Encuentro Astronomía: Hamaca

De Galaxxia
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Pieza de comunicación del encuentro con Hamaca. Ilustración: Víctor Sánchez de la Peña.

El lunes 1 de marzo de 2021, el equipo de Galaxxia (Iris Sofía, Francesca Less, Ana CSC e Irene Sempere) y Christian Fernández Mirón (relator textual) amanecimos en Barcelona para celebrar el segundo encuentro de Gravedad13 con Eli Lloveras y Belén Soto, el equipo técnico de Hamaca.

Fran e Iris pasaron el fin de semana en Barcelona, y aprovecharon para reunirse con amigas y familares a quienes no veían hace mucho tiempo. Ana, Irene y Christian llegaron el día anterior, justo a tiempo para echarse un rato en la cama del hotel e ir a picar algo con Belén en Pony Bar. El paseo de la tarde nos fue juntando a todas. Primero nos llevó hasta la playa de la Barceloneta -donde, además de mojarnos los pies en la orilla, nos encontramos con compañeras del máster de Ana, a quienes veríamos unas semanas más tarde en el tercer encuentro de Gravedad13- y, de ahí, nos condujo al gótico, donde visitamos Santa María del Mar mientras anochecía y celebramos el poder estar juntas durante el tiempo que permitió el toque de queda.

Bienvenida

10:00

Entre grafitis y escombros, llegamos a HANGAR. El centro de producción e investigación artística está casi vacío este lunes por la mañana. Eli Lloveras y Belén Soto forman el equipo técnico de Hamaca, plataforma de audiovisual experimental. Nos dan la bienvenida a Ana, Iris, Fran, Irene y Christian en su pequeño espacio de trabajo, ayudándonos a colgar banderines y apartar ordenadores, convirtiendo su mesa de trabajo en un despliegue de zumos, cruasanes y magdalenas. «Lo primero es el desayuno».

Iris pide disculpas: anoche envió a las participantes un formulario previo (parte de la evaluación que acompaña Gravedad13), sabiendo que seguramente no haya dado tiempo a las participantes a rellenarlo. Hablamos sobre las contradicciones que nos atraviesan, lo que implica enviar un email de trabajo un domingo a medianoche, pero es que «no me ha dado la existencia». Pide rellenar tres puntos antes de comenzar, sobre el encuentro de hoy y sobre el proceso de Gravedad13 en general. Al tratar las expectativas, es mejor dejarlo hecho y continuar con el resto tras la sesión.

  1. Tres elementos que te ilusionen.
  2. Tres miedos o inseguridades.
  3. Tres resultados que esperas.

Presentaciones. Mesa de Mezclas

Empezamos con la dinámica de Mesa de Mezclas, como en la anterior sesión. A cada participante se le pidió venir con un objeto. Irene lanza tres preguntas: ¿Por qué has traído este objeto? ¿En qué se parece a tus proyectos (Hamaca o Galaxxia)? ¿En qué se parece a ti?

  • Eli, sus auriculares y su navaja multiusos. «No me imagino una vida sin música». Durante varios años, tuvo un grupo con dos amigas. Eli tocaba el bajo y el sintetizador. Utiliza auriculares continuamente, entre otras cosas para ver las películas de Hamaca, al tratarse de un archivo de piezas con imagen y sonido. Se parecen a ella porque le gusta escuchar. Aunque duda un momento, no está segura de si es buena escuchando a la gente. Belén le asegura que sí lo es <3. La navaja, además de ser un objeto bonito, le da seguridad. «Tenerla a mano me hace sentir que puede salir de cualquier apuro, o ataque». La relaciona con Hamaca por su capacidad para desarrollarse en muchas líneas de actuación distintas, es un proyecto multiusos: no solamente distribuye, también difunde, preserva-conserva, genera talleres en el ámbito educativo… Eli se parece a su navaja en que lleva 41 años haciendo muchas cosas distintas. Al formar Hamaca tan poca gente –durante mucho tiempo, fue ella sola–, ha tenido que desempeñar todas las tascas (tareas, en catalán). Le gustaría recuperar el trabajo manual que implica una navaja, alejarse de los ceros y los unos. Cuando era pequeña construía muñecas y cabañas, con fullola (láminas de fina madera) hacía llaveros de Mickey y se los regalaba a sus amigas. Estudió Bellas artes, relacionándose más con los objetos, con lo plástico. La edad, los proyectos y las pantallas le hacen sentir que ha perdido eso y desea recuperarlo.
  • Belén y su cuarzo. Recibió esta piedra como regalo, tras la muerte de una amiga. La coloca, en casa, junto a su cuadrito y sus cenizas. Relaciona el cuarzo con DU-DA, su otro colectivo: amores interespecie, muerte, magia… Ahora, en Hamaca, también trata sensibilidades y subjetividades. Habla sobre la manera que tienen de cuidarse y de cuidar. También le gustaría parecerse más a su piedra. «Lo que aprendes de la convivencia con els gatets es que no hay que relacionarse desde la competitividad. La piedra tiene una apariencia frágil pero dura a la vez, como yo. Y es rosa, como el color de mi cara de cerdito».
  • Irene, su concha y su llavero. Le gusta recoger conchas y regalarlas, como esta que recogió en Huelva. En todos sus proyectos, ya sean comerciales o personales, está con gente y piensa en qué le puede gustar a alguien, o quiere trabajar con alguien… El llavero lo compró en el festival Libros Mutantes (que ojalá vuelva pronto a celebrarse). Es autoproducido, algo que practica también. Contiene la imagen de una persona que te mira. Lo relaciona con Galaxxia, la valentía de ir de lleno a lo que les interesa. Contiene también una hojita, y como Galaxxia tiene esa parte de preservación, de mimos y cuidados. «Ambos objetos tienen dos caras, como yo». Lo que le da de comer y lo que le apasiona, que a veces se mezclan. Ayer, cuando estábamos algo ebrias al volver de la playa, comenzamos a hablar del horóscopo. Irene es Géminis, aunque todo el mundo le dice que es muy poco Géminis. Aún tiene que descubrir por qué. Ambos objetos son pequeños; Irene tiene un punto infantil del que también se enorgullece («así todo es más divertido»). Brillan, cambian con la luz, como ella.
  • Christian y su botella de agua. Le acompaña siempre, se la regaló una compañera en una cruzada contra los residuos plásticos. Le interesa la sostenibilidad más allá de «lo eco», resignificar algunas palabras manidas como sostenibilidad o accesibilidad, en lugar de rendirse y abandonarlas. Relaciona la botella con Galaxxia por el dar soporte, el nutrirse, el aprender de ellas sobre pedir ayuda, delegar, dedicar presupuesto y tiempo a estas cuestiones. La botella, como él, parece fría pero no lo es. Habla de cómo este año de pandemia está calando ya de manera evidente en su manera de hacer cosas con gente, atravesadas por la apatía y la distancia. Ana le recuerda que estas circunstancias son temporales, que no son para siempre. Iris ve el distanciarse también como una forma de protegerse. Y es que trabajamos desde la vulnerabilidad: «cuando más vulnerable estás, no puedes mostrarla porque sientes que te rompes».
  • Fran y su libreta negra. Está volcando en ella su proceso emocional, de crecimiento y revisión en este momento vital, algo que no había hecho antes de esta manera. Las páginas no son coherentes las unas con las otras, la historia se va reescribiendo, algo que define su momento personal, y este momento histórico. La siento como un objeto catalizador de orden. Se parece a Galaxxia en que está en proceso, con una intención. Las premisas están marcadas, pero no sabe dónde le llevará. Está disfrutando del camino, aprendiendo con ello.
  • Ana y su esmalte de uñas. Se lo ha prestado Belén porque se le olvidó traer uno propio. Recuerda que Gravedad13 tiene implícita la continuidad de Belén, que ha sido parte de Galaxxia, y así se conecta con ella. En uno de sus primeros recuerdos afectivos con Belén, en un saloncito, había muchos pintauñas. Es reflejo de la importancia que tiene encontrar relaciones abstractas (cómo funciona su cabeza) y afectivas (cómo aportan sus compañeras) en cada proyecto. Se traduce en lo físico mediante el acto de pintarle las uñas a una compañera, o de prestarle un pintauñas. Es como volcar en un acto cotidiano toda esa sensibilidad de lo invisible. Cuando le pidió ayer a Belén que le trajese un pintauñas, ella dijo «es el más brilli que tengo, creo que te gustará». Siente que la conoce, e insiste en que esto es algo que solo puede apreciar la gente de cerca, su parte de buscar la luz. Siempre va de negro pero con un detalle que destaca, algo más brilli.
  • Iris y su anillo de botón charro. Su familia es de Salamanca, a cuyo folclore pertenece este tipo de botón. Todas las mujeres de su lado materno tienen un anillo como este: su madre tiene el que era de su abuela, y ella tiene el que fuera de su madre, que se lo regaló a Iris cuando se fue a estudiar a Francia con dieciocho años. Lo relaciona con lo materno, que es tan importante. ¡Este finde ha podido ver al fin a su abuela! Reflexiona sobre su relación con Salamanca y con España, al haber vivido fuera. Es la ciudad en la que ha aprendido a querer un poco a este país, bonita y culta, en la que se siente cómoda paseando y mirando. Piensa en las ganas de regresar que tuvo al estar fuera, del proceso de entender que sí hay cuestiones identitarias que la vinculan aquí. Las mujeres de su familia hacían vida en la cocina, allí se ponían al día. Relaciona esto con sus proyectos: la cotidianeidad, el juntarse, decidir empezar por el desayuno, compartir. Es algo metodológico, el vivir juntas. El lado inferior del anillo es fino, se va desgastando y a veces piensa que se romperá. En este momento, ella también se siente bastante desgastada. Últimamente no ha sacado tiempo para cuidarse ni para cuidar el anillo (que necesita reparación).

Durante la dinámica, a Eli le llama mucho la atención el tema del acompañamiento. «Ojalá me hubieran acompañado emocionalmente cuando empecé a trabajar en cultura». Pregunta las edades de las participantes de Galaxxia, entre veinticuatro y trienta años. Christian cuenta con orgullo una anécdota de cuando formaba parte del Grupo de Educación de Matadero Madrid (2015-2018), que logró defender e implementar una partida de conciliación para que las madres formasen parte desde la institución, algo insólito. A veces no tenemos las herramientas para gestionar ciertos procesos internos. Hablar con María Jesús les permite empezar a verlo claro.

Eli observa que hoy se habla de estos temas mucho más. «Antes, ni de coña pensabas en la salud emocional». Lo que le podía costar a alguien llevar a cabo cierto proceso, y las secuelas que podía ocasionar (en la persona o el proyecto). Cuando acabó de estudiar BBAA, formó con cuatro compañeres una productora cultural. Hamaca fue uno de los proyectos que se generaron desde allí. Recuerda momentos complicados, reuniones de las que a veces salía llorando. «Prácticas opuestas a lo que vosotras estáis poniendo encima de la mesa. Alucino». Secuelas, terapia, y un síndrome de la impostora que viene de ahí. «Vosotras os estáis haciendo con una base a nivel proyecto y a nivel personal tan guay, dando espacio a todo eso… os estáis construyendo de una manera brutal. Eran otros tiempos, antes de esta ola feminista y el #metoo. Fue muy duro, llegué al proyecto siendo una muchacha cándida y me tuve que curtir y hacerme una coraza. La terapia posterior ha servido para volver a encontrar a esa mojigata feliz». Esa coraza no vale la pena. A uno de sus ex socios se le ha hecho un #metoo y se le ha acusado por abuso a compañeras y estudiantes. Ahora, observa con perspectiva el pasado y cómo él ya ejercía esas malas prácticas.

Hablamos un buen rato de esto, Eli felicita a Galaxxia por su metodología y señala que es un cambio de paradigma. A Christian también le llamó mucho la atención en la primera sesión. El grupo se da cuenta de que contar con María Jesús da que hablar, se intuye que es importante.

11:45

Bloque 1. El origen de Hamaca

Los dosmiles, Internet y el acceso

En 2004, Eli y sus socies montaron Y Productions. Uno de los proyectos consistía en montar una pequeña distribuidora de vídeo. Existía un deseo y una ausencia, habiendo estudiado BBAA y videoarte sin ver ninguna pieza de vídeo. Este tipo de producciones eran difíciles de encontrar, la mayoría de veces las estudiabas a través de catálogos o libros. A veces les docentes llevaban un VHS con el programa Metrópolis grabado. Así que se decidieron a distribuir incluso a docentes y compañeres que trabajaban en vídeo, y crecer poco a poco. La extinta Asociación de Artistas Visuales de Catalunya ya tenía en mente una distribuidora a nivel estatal, con el apoyo de la Generalitat (un convenio de tres años para hacer un proyecto concienzudo a mayor escala). Se presentaron a ese concurso público y lo ganaron. Tenían un convenio plurianual de tres años, algo que ahora sería impensable. El primer año (2005) recibieron 100 mil euros, el segundo 90 mil y el tercero 80 mil. Todas las personas de la mesa alucinamos. Pasaron dos años elaborando el proyecto, buscando el modelo con el que querían trabajar. Con todo aquel dinero pagaron a un bufete de abogados para que elaborasen la parte legal y un sitio web que pudiera albergar y dar acceso al archivo completo con el que iniciaron (200 películas de 80 artistas). Viajaron por toda España para conocer personalmente a les artistas, conocer sus microeconomías y los modelos de comercialización de sus piezas, para desde Hamaca poder adaptarse a cada una de esas maneras de hacer. Nacieron públicamente en su tercer año, 2007, con su web. Así aparecía el primer proyecto de distribución con su archivo completo digitalizado en web. «Como surgimos en los dosmiles y ya había internet, quisimos dar acceso». En ese momento estaban vinculades a movimientos de software libre, free culture, el auge de Creative Commons y nuevas maneras de entender el acceso a la cultura. Este posicionamiento chocaba de frente con la práctica de quienes se abrazaban a la propiedad intelectual. Les costó que ciertes artistas entendieran que abrir su producción les podía traer más beneficios que agravantes. En 2007, cuando abrió el sitio web, solo un 20% de artistas querían que sus trabajos fueran accesibles. Ahora son un 70%. Ha habido todo un trabajo de pedagogía a lo largo de los años. Cuando les propies artistas colgaban sus trabajos en sus webs o en Vimeo, veían que ya tenían más claro esta cuestión de dar acceso.

Recesión, resistencia y autoexplotación

Hamaca nació como asociación sin ánimo de lucro. Querían dar a conocer todo su archivo, toda esa producción que se llevaba haciendo desde final de los sesenta en España, a nivel internacional con museos e instituciones de todo el mundo. Eli siente que pecaron un poco de iluses. Del 2007 al 2010, facturaron muchísimo dinero. Reivindicaron las buenas prácticas dentro del sector, que se remunerase bien a cada artista. Generar unas tarifas consensuadas para que las instituciones tuvieran que pagarlas. Lo consiguieron, hasta la llegada de la crisis en 2008. Se recortaron un montón de presupuestos, tiraban para abajo o programaban a artistas más jóvenes sin pagarles. «A un artista consolidado, no le puedes decir que no le vas a pagar». A partir de 2011, cayeron los alquileres y las ventas. Fue un momento de reinvención del proyecto, concentrándose en otras líneas además de la distribución: la parte educativa, generando ciclos propios de proyecciones para difundir, llevando a cabo una antología completamente subtitulada al inglés para poder difundir internacionalmente la historia del video en España… Siempre pensando en cómo mantener ese archivo vivo, y que les artistas pudieran recibir una retribución justa para invertir en sus próximos trabajos. Hubo puntos complicados donde estuvieron a punto de cerrar, vieron desaparecer proyectos a su alrededor, devorados por la recesión. «Nosotras continuamos resistiendo gracias a la precarización de nuestros sueldos y a la explotación de nuestra vidas. Hamaca continúa porque he renunciado a muchas cosas».

Sus compañeros se desvincularon en 2009. Eli se quedó a cargo del proyecto y eligió la autoexplotación. Era una decisión personal y compleja. No le cabía en la cabeza que tras todo lo invertido, Hamaca desapareciera. No le parecía una opción. Sentía una responsabilidad con todo ese dinero público que se había invertido en el proyecto,con todes les artistas involucrades. «Aún no estaba quemada, y quería luchar. La única manera era renunciando yo a mi sueldo, era falsa autónoma, emitía facturas al proyecto que me pagaba para que Hamaca no tuviera que sostener los seguros sociales. Estoy contratada por Hamaca desde hace cinco años».

Estructura y colaboradores

Durante mucho tiempo hubo un técnico colaborando con Hamaca, pero la toma de decisiones y responsabilidad han dependido de Eli. Las personas que han trabajado no se han involucrado a ese nivel, colaborando a tiempo parcial, emitiendo facturas como autónomes.

Belén señala que no es Hamaca quien imparte los talleres, sino que genera redistribución de las tareas, coordinando, seleccionando el comisariado…

Eli comenta que siempre ha habido muchas colaboraciones para redistribuir los recursos. Hamaca se ha encargado de conseguir el dinero cada año. No han vuelto a tener un convenio como el de los primeros años, pero se han presentado a tres o cuatro convocatorias públicas cada año y les dan un poco de cada una. Todo ese dinero se redistribuye con comisaries, profesores, artistas, jurados… «Consigues ese dinero para hacer viable el proyecto y poder justificarlo –para que no te lo quiten–».

Belén explica el funcionamiento de la junta directiva. Marc Vives volvió como presidente, junto a Laura Baigorri y Mireia Saladrigues (también estuvo Eugeni Bonet, pionero de la escritura sobre vídeo, el abuelo vídeo). Estas personas tienen una afinidad profunda con el proyecto. Su rol es simbólico en el sentido de que se trata de un acompañamiento. Al tratarse de una asociación sin socies, esta era la estructura jurídica que mejor venía al proyecto para poder obtener subvenciones y operar como plataforma. Cada año se celebra una asamblea en la que Eli y Belén ponen a la junta directiva al día de todo (subvenciones recibidas, líneas de trabajo, tomas de decisiones). La junta directiva  no puede cobrar por una norma de asociaciones Ya que no cobran, no les quieren molestar más de un día al año. Puntualmente, han formado parte de jurados, pero esto debe hacerse con cuidado. Existe una confianza muy sólida, lo cual les brinda una autonomía total.

Fran pregunta por las responsabilidades de cada agente, pensando en si Galaxxia tuviera una estructura parecida. Quiere entender los límites de ese papel simbólico y su poder real. Eli subraya que al ser Hamaca un proyecto tan pequeño (dos trabajadoras y una junta directiva de tres personas), le han pasado a ella todos los poderes bajo notario. Es decir, ella se hace responsable y tiene libertad de acción. Aunque si pasara algo grave y hubiese que tomar decisiones, la junta tendría la última palabra. Eli siente curiosidad por la estructura de Galaxxia. Le explican que Nada colectivo es una asociación, cuya junta (presidenta, secretaria y tesorera) son ellas mismas. Eli recomienda que la junta sea externo y que se piense, al tratarse de una estructura tan pequeña, como consejo de sabias conformado por personas muy cercanas. Fran explica que lo valoraron al inicio, pero que lo descartaron para agilizar las gestiones.

Ante la pregunta de cuánta gente forma su ecosistema de colaboradores, estiman que más de 150 personas cada año. Entre talleristas, jurados, comisaries, artistas, centros que distribuyen… Por lo general intentan que les colaboradores sean artistas del catálogo de Hamaca, a veces hay tareas que se desbordan o temas que quieren trabajar con otras personas (como pasó con Proyecto Locus).

Belén asegura que Eli confía mucho en las personas con las que trabaja. Cuando llegó a Hamaca, le dijo que era todo horizontal. «Delante de las instituciones, performamos la jerarquía de que Eli es la directora». «Chicas, sois muy emocionantes», suelta Ana, y nos reímos. Belén está muy contenta: «No creí que iba a encontrar nunca un trabajo donde estar tan guay».

Eli explica el curioso efecto de cómo se perciben desde fuera y cómo son por dentro. Desde fuera, dado el volumen de proyectos que tocan cada año, se les percibe como algo más grande, les han llegado a decir que pensaban que tenían un edificio de varias plantas y mucha gente en plantilla –volvemos a reírnos–. «Realmente, Hamaca siempre ha sido una estructura mínima, precaria, autoexplotada. Por mucho que me emocione, he estado estos años (sobre todo los últimos) a punto de dejar el proyecto, rollo “no puedo más”. He tenido crisis de ansiedad, me he tenido que medicar, porque no había dinero pero tampoco podía dejar morir el proyecto. Recuerdo que en un momento estaba sola (con el técnico), encargándome de absolutamente todo lo demás (pedir y justificar subvenciones, elaborar el programa educativo y de proyecciones, la antología DVD box de cinco discos… todo). Con ayuda de los colaboradores, sí, pero peté. Tuve que medicarme. Recuerdo estar en una convocatoria de ampliación de catálogo, con un jurado de cuatro tías (menos mal): Lucía Casani, Virginia Torrente, Marina del Instituto Cervantes y la conservadora del Reina Sofía, Cristina Cámara. Me puse a llorar y no podía parar. Me tuvieron que llevar a un bar, pedirme una tila, hubo un momento de comunión que me ayudó mucho. Pero también me ayudó a tomar la decisión de enviar el proyecto a la mierda. Fue uno de los momentos en que decidí dejarlo. Pero no lo dejé. Me reuní con la junta para notificarles de que quería dejarlo, y las cuatro personas que estaban entonces me dijeron que ni de coña. Les expliqué que me sentía sola, que me pesaba mucho la responsabilidad de que todo recayese sobre mí… No podía con todo, tenía mucha ansiedad, sabiendo que no podía hacer las cosas bien y con cariño (sentía que estaba apagando fuegos continuamente, llegando tarde a todos lados). ¿Cuál es el problema? No tenemos dinero suficiente para ampliar el equipo. Además los primeros meses del año había una precariedad personal, no podía cobrar porque no llegaba la subvención hasta más tarde. La junta me convenció con una solución, que HANGAR absorbiera HAMACA, cosa que al final no sucedió».

A Ana le emociona la honestidad con la que Eli nos comparte su historia. Cuando pensaron en contactar con un colectivo afianzado para estos encuentros, querían hacerlo con uno que se comunicara con ellas desde la confianza, admitiendo sus vulnerabilidades. Es una sensación con la que conviven todes les trabajadores culturales, al menos una vez al mes. Eli responde que no ha sido un camino de rosas pero que ahora, con Belén, es el mejor momento que ha vivido con Hamaca. Ha habido momentos amargos, de miedo, de euforia… Este es un momento dulce. Belén y Eli se miran con cariño y se abrazan. Belén añade que además este año van muy bien, y podrán contar con otra persona gracias a Emplea Cultura. «¡Vamos a ser tres, familia numerosa!». Nos reímos. Iris comparte la experiencia que vivió desde dentro de Emplea Cultura con Factoría de Arte y Desarrollo (aunque se guardará los detalles para la comida).

12:38

Bloque 2. El día a día en Hamaca

Metodologías feministas

Galaxxia siente que las tiene interiorizadas, pero en el trato con otras instituciones que no tienen el mismo lenguaje, a veces resulta difícil. Como eso de performar la jerarquía que decían antes…

Belén acaba de escribir sobre esto para una subvención del Ayuntamiento: hay varias capas. Por un lado, Hamaca lo integra en las obras y en el archivo. Hay más obras programándose de mujeres y personas cis-disidentes que de hombres cis. Pueden hablar de lo horizontal, del consenso, del cuidado y de cómo estamos (no se trabaja si no están bien), de conciliación (con la vida, no solo con la familia), del respeto de los límites. Cuando se relacionan con otras instituciones, al poder elegir con quién relacionarse y con quién no, «si es un señoro machista pues no trabajamos con él. Solemos sentirnos cómodas con quien elegimos». En el último jurado que gestionaron, una de las tres personas contratadas estaba muy vinculada a contextos antirracistas y advirtió que no iba a dejar pasar ninguna obra que desde su sensibilidad considerase racista, bajo ningún concepto. Este criterio dejó fuera un montón de obras que cualquier otro jurado habría dejado entrar, y generó conflicto dentro del jurado mismo. Cada jurado decide los límites sobre qué debe entrar y qué no, Hamaca les elige pero son elles quienes deciden. Desde ese momento, en las bases incluyen que no se van a admitir propuestas machistas, racistas, etc. Ahora, el jurado se ve obligado a tenerlo en cuenta.

Ana relata cómo el otro día con Yos Piña, su tutora de máster, salió este tema. Cuando Ayllú, el colectivo de Yos, entró a Matadero, plantearon que ese espacio y exposiciones solamente lo fuesen a recibir personas migrantes, racializadas, disidentes de sexo/género. Fue un trabajo de pedagogía con la institución para que comprendiesen cómo partían de la base de que ciertos cuerpos infligen una violencia simbólica sobre otros. A Ana le gustó la forma que tuvo de contar todo esto en el máster. Que un colectivo racializado entre a trabajar en una institución es poderoso en sí mismo. Formaba también parte del proyecto que la gente sintiera en sus cuerpos los límites a los que son sometidas las personas negras, queer, quienes no pueden tener un DNI… esas limitaciones territoriales y políticas tan fuertes. Se trata de una postura radical y tan válida como otras posturas, más mediadoras.

12:50

Posicionamiento político

El archivo se posiciona en función de cada jurado y artista (aunque el equipo técnico de Hamaca tiene mano para elegir esos jurados). Luego está la parte de Hamaca Aprende se dirige a detectar urgencias políticas del momento y a trabajarlas a partir de las diferentes actividades. O Hamaca Proyecta, donde programan artistas que les interesan y que no se han visto mucho en Barcelona. Hamaca en su archivo abarca muchos tipos de producciones, desde las que trabajan dentro del ámbito específico del mercado del arte contemporáneo (que pueden verse en exposiciones del Museo Reina Sofía o el MACBA), o producciones que itineran entre dos ámbitos: el cinematográfico y el artístico que funcionan a través de festivales (envían a festivales, funcionan durante un año y medio en ese circuito acumulando premios, y luego se pasan a distribuir). Respecto a las producciones representativas de cada época, con distancia puedes ver los temas que se trabajaron en cada década. En los años 80 interesaba mucho la hibridación, la televisión, muchos artistas se nutrían y se apropiaban de aquello para generar su obras. En los 90 el ámbito artístico absorbió el audiovisual y el videoarte, el mercado empezó a mostrar interés y comenzaron las grandes exposiciones de videoarte, los coleccionistas también se atrevieron a empezar a comprar vídeo seriado, ¡y era muy barato! Señalan que Hamaca no distribuye a coleccionistas, es otro posicionamiento que tienen.

Conviven diferentes maneras de comercializar. Por un lado, el mercado del arte, clásico y clasista, que especula económicamente con las piezas tratando al vídeo como un objeto único y elevándolo a un precio desorbitado, tratándolo como tratarías a una pintura o una escultura. Se buscan los mecanismos para que eso pueda suceder y que una pieza valga diez mil o cien mil euros, dependiendo de cómo se cotice dentro del mercado. Para Eli no tiene ningún sentido ese mercado de lujo. Por otro lado, está el mercado que tiene que ver con la ilimitación. Entender que la naturaleza del vídeo es la reproductibilidad, que sea visto lo máximo posible. Ahí trabajan las distribuidoras, gestionando los derechos cada vez que se hace una reproducción pública. Por poner un ejemplo, si para una exposición una obra forma parte del archivo durante 6 meses, 900 euros. Hamaca se queda un 30% y le artista percibe el 70% (los primeros años empezaron con un 80-20%). «Desde la Generalitat les obligaron a subir el porcentaje, lo consideraban demasiado generoso. Nosotras operamos dentro de ese otro mercado. La distribución, cuando más se vea mejor, dar facilidades para que las producciones sean vistas y estudiadas. Que estudiantes puedan estudiar teniendo acceso a todo este material, el interés por que crezcan las producciones más allá del mainstream.

Estos dos mercados cohabitan. Hay artistas que tiene galería y venden su obra seriada a coleccionistas por precios elevados, y a la vez están en Hamaca, donde distribuimos esas mismas piezas en contexto educativos y museísticos. Es paradójico, pero funciona. Hemos recibido negativas de artistas por ese motivo, si sus galerías no están de acuerdo con que el trabajo sea visto: cuanto menos se vea, más aumentará su valor».

Ana pregunta por la selección de vídeos en la que colaboró Proyecto Locus. ¿Esa selección implica una remuneración para les artistas? Belén explica que si alguien lo activa haciendo uso de los vídeos en un contexto de proyección grupal, lo ético sería avisarles. Las tarifas para contextos educativos son muy bajas, casi simbólicas, y se pueden negociar. Les artistas están encantades de que sus trabajos se vean en contextos educativos, y el archivo está pensado para que se consulte desde casa, no tanto para una comunicación pública. Ana, Fran e Iris no lo habían entendido bien desde fuera. Les interesaría comprender qué uso se espera de este recurso. Pensaban que era en abierto, que se podía utilizar sin comunicarse con Hamaca. Eli aclara que la gente no tendría acceso a todo el material, ya que algunos vídeos están bloqueados hasta hacer login. Belén lo entiende como «una falta de información estratégica».

Bloque 3. Sostenibilidad económica y modelo de gestión

13:04

Iris saca el tema de la sostenibilidad económica (si se sienten cómodas hablando de ello). Eli asegura que «Hay que poder hablar de dinero abiertamente». Belén aclara que desde la estructura de asalariadas, tienen dos puestos a medio jornada que perciben 1.150 euros en 14 pagas. Este año se subirán el sueldo a 1.250 euros. Ambas están contratadas por Hamaca, realizando los servicios recogidos en los estatutos de la asociación. Sin ánimo de lucro quiere decir que todos los beneficios se invierten en la estructura, una vez pagades todes les trabajadores (que estén en régimen general o de autónomos).

La junta no puede percibir dinero, se entiende que está ahí sin un interés económico (de lo contrario, se entiende que podrías «comprar su voz»). Le preguntan a Galaxxia cuántas son en la junta, responden que tres. Eli aclara que solo una persona puede cobrar en nombre del proyecto, Galaxxia se miran entre ellas. Sugieren que la junta sean personas externas, ya que Belén conoce asociaciones que han sido cerradas por esto. «Dejad de hacerlo ya. Convocad una asamblea donde se vote el cambio del patronato y se den los nuevos miembros que sustituyen a los anteriores»1.

1Nota para les lectores: tras el susto que nos dió está conversación, hemos realizado una investigación más extendida, descubriendo que la normativa cambia según la Comunidad Autónoma. No conocemos los detalles de todas las comunidades, pero sabemos que en la Comunidad de Madrid sí está permitido que les miembres de la junta directiva cobren actividades desarrolladas para la asociación, siempre y cuándo sean coherentes con los fines y objetivos de la asociación y los cargos que cubren (presidentx, secretarie y tesorere) se mantengan gratuitos.

Respecto a cómo se está desarrollando su sostenibilidad, cuentan que se ha recibido más dinero en 2020. A través de una campaña de amigas (Belén señala la camiseta que lleva puesta, con dos mujeres mayores cogidas de la mano). «Si pones 20 euros te haces amiga de Hamaca y te llevas una camiseta. Si pones 50, además tienes descuentos para todas las actividades. Si pones más, eres MUY amiga de Hamaca, y además estás en una lista». La campaña está funcionando, y desde septiembre han recaudado unos 2500 euros. Les ayuda porque las subvenciones llegan tarde y tienen un problema de tesorería los primeros meses del año. Cuanto más se atrasan, más tardan en cobrar. La subvención de la Generalitat te obliga a justificar el presupuesto general de Hamaca, aunque te hayan dado un 10%. Debes presentar comprobantes que acrediten que te has gastado todo ese dinero. Hamaca tiene un presupuesto anual de aproximadamente 100 mil euros. «Aunque no te hayan dado todo, debes justificar todo». La primera subvención que les llega cada año es la del Ayuntamiento de Barcelona, en junio o julio. ¿Qué hacer durante los meses previos? Su objetivo el año anterior fue generar una caja de resistencia de 25 mil euros que les ayudara a sostener esa primera mitad de año, aunque no llegasen las ayudas. «Una vez consigues esa caja, la tienes para toda la vida (si manejas bien los números)».

Hamaca tiene varios grifos de dinero. Perciben subvenciones de la Generalitat, el Ayuntamiento y el Ministerio de Cultura: 80 mil euros. Ya de entrada falta dinero (de esos 100 mil anuales). Dan servicios a otras instituciones, charlas y encargos específicos. Por ejemplo, ofrecen su catálogo a la Red de bibliotecas y su plataforma digital (personas con el carné de biblioteca pueden entrar y ver las piezas audiovisuales). Cuando contaban con un técnico, realizaban tareas de edición de vídeo, copias de discos, conversión de formatos… Y está la parte de distribución. La Diputación de Barcelona, para ayudar a artistas audiovisuales, ofreció unas ayudas con las que pagar los derechos de retransmisión de las películas en la red de Catalunya. «Pagan muy bien». De toda esa distribución (25-30 películas), Hamaca se queda el 30% (10 mil euros).

Hay un momento en que Galaxxia comienza a hablar sobre una pregunta que les lanzó Carlos Almela de la Fundación Daniel y Nina Carasso: «¿Dónde te ves en 10 años?». La ven como una pregunta muy neoliberal, con la que se asume que todo debe crecer exponencialmente, una cuestión que no se ha adaptado a los tiempos que corren, donde la precariedad impide proyectar de esa manera. Irene cuenta cómo en el contexto del máster de la Carlos III, Almela reconoció que estaba en una posición privilegiada, y que entendía que «es más fácil pensar en esto cuando no tienes otras preocupaciones vitales, como pagar un alquiler».

«¿Os sostiene la vida Galaxxia?», pregunta Eli. Todas resoplan y dicen no.

«¿Vuestra intención es que la sostenga?». Iris afirma que sí.

Hablamos de currillos, de los otros trabajos que las sostienen al margen de Galaxxia. Eli recuerda que hubo una apuesta personal inicial, de invertir muchas horas cobrando muy poco o sin cobrar, con el fin de trazar un plan de empresa y buscar la manera de que aquel proyecto pudiera sostener a esas cuatro personas. Tuvieron la gran suerte de Hamaca, de aquel convenio de tres años, pero a la vez de explorar el tema de subvenciones, de ir a ver a las personas de turno, generar algo potente que pudieras ir a vender a las administraciones, dirigir mucho la energía. «Existía una urgencia de poder sacar dinero de ahí, porque no éramos personas adineradas. En esa época vivía con muy poco dinero, compartiendo piso, podía vivir con 500 euros». Todas señalan que esa no es una opción para ellas.

Eli recuerda con cariño que realizaban entrevistas a un montón de proyectos y colectivos que les interesaban, dos por semana, y en su blog colgaban esos relatos. Generaban vínculos, hacían contactos, no perdían un minuto en hacerse un lugar, que les conocieran, presentar talleres en una institución para que contara con elles cada año, que tuviesen continuidad. Eli pregunta si tal vez lo que para elles fue el convenio, para Galaxxia podría ser esta ayuda con la Carasso. «Carasso es un buen pellizco (30 mil euros para un año y medio es muy poco) pero os puede permitir llegar a otros lugares, ser una lanzadera». Las chicas le explican que esto es un proceso previo a llamar a ciertas puertas. Fran cuenta cómo el año pasado hicieron el doble de trabajo con la mitad de recursos. Ya ven que Gravedad13 es un avance.

13:49

Bloque 4. Iniciativas de política cultural y acceso a instituciones culturales

Tras una pequeña pausa para estirar las piernas y tomar el aire, Galaxxia recupera unas preguntas que se irán entremezclando en el último tramo de la conversación: ¿Qué acciones/iniciativas de política cultural conocéis? ¿Qué iniciativas de política cultural a nivel local consideráis necesarias? ¿Y a nivel estatal? ¿Qué nivel de acceso a instituciones culturales tenéis? ¿Qué vías de comunicación, qué interlocutores?

Les interesa conocer las políticas culturales del Ayuntamiento, sus líneas de actuación e intereses, porque se presentan a las subvenciones. «Las conocemos porque uno de mis mejores amigos trabaja allí, y porque seguimos los boletines. Adaptas tu proyecto a esas líneas, lo explicas de una u otra manera. Hamaca ha sido explicada de mil maneras distintas en función de las políticas que operaban en cada momento». También están los intereses personales de quienes están dirigiendo, es importante preguntarse cómo puedes llamar su atención, así como conocer personalmente a quienes están detrás de esos departamentos y sus intenciones, y que elles conozcan Hamaca en primera persona. «Es muy importante hacer las visitas de turno cada año. Esos viajes los cubre Hamaca como parte de la búsqueda de recursos. Al principio mirábamos los organigramas del Ministerio de la Generalitat, buscábamos su correos y teléfonos, pedíamos una reunión. Te tiene que recibir tarde o temprano, es su trabajo. A veces no entienden nada de lo que dices, porque vienen de otros mundos (han estudiado empresariales, derecho… todos son iguales), pero algunos tienen un interés personal por la cultura y pueden entenderlo un poco mejor».

Existen otras plataformas como la nueva PAAC (Plataforma asamblearia d'Artistes de Catalunya), que hace reivindicaciones afines a Hamaca. O como Cultura de base, que se inició en la anterior crisis y está formado por agentes del sector cultural (escénicas, circo, artes visuales) y proyectos independientes que se organizan para reivindicar sus necesidades. En esa época, desaparecieron muchos proyectos del tejido de base catalán. La plataforma ha revivido con la nueva crisis sanitaria y los retrasos de pagos de subvenciones, siendo de algún modo una plataforma latente que despierta cuando pasa algo. Belén señala que a este tipo de organizaciones les faltan perspectivas feministas, antirracistas y con perspectiva de clase. La PAAC las está introduciendo poco a poco.

Sobre necesidades detectadas a nivel de políticas locales y a nivel de interlocuciones, señalan que hay ciertas cosas fundamentales que no cambian, como el retraso de pagos de subvenciones. «Cuando un partido llega al gobierno, se encuentra con un aparato técnico administrativo (permanente, da igual qué gobierno) con unos patrones de funcionamiento enquistados, y no hay manera. Todos tienen excusas para poder continuar funcionando mal. Nunca tienes una interlocución con quien toma las verdaderas decisiones, sino con un técnico que está en ese departamento. No hay manera de salvar esta jerarquía». Deberían conocer en más profundidad los proyectos, porque muchas veces los evalúan sin conocerlos (para conocer un proyecto, no es suficiente un dosier). Se hace necesario conocer a las personas, ir a alguna de sus actividades. «Aquí nunca ha venido nadie de la Generalitat, y están a un tiro de piedra. No les interesa nada el arte contemporáneo, en todo caso el folclore».

Hamaca es un proyecto de base, no se reinventa cada año: preserva un archivo de 1.200 películas que relata la historia del vídeo a nivel estatal. Eli subraya este valor: «Tenemos el único archivo a nivel estatal, eso es un tesoro que nadie más tiene. Se enorgullecen pero no nos apoyan de manera estable. Cada año te dan algo. Si llevamos desde 2007, ¿por qué continuamos siendo un proyecto tan precario e inestable? Voy y les digo que tal vez haya que cerrar Hamaca, y se llevan las manos a la cabeza».

Actualmente están arrancando con el programa del año siguiente. Hamaca tiene un programa anual estable que se va repitiendo, junto a novedades que surgen, ampliando o modificando el programa del siguiente año. Saben que a nivel educativo habrá una parte de talleres con artistas, recursos en línea, charlas en universidad… Están atentas a las demandas que surgen, quién imparte qué… También tienen ganas de trabajar más allá de Barcelona y Cataluña (casi todo lo que hacen es allí porque es de donde surge su financiación, pero les limita).

14.26

Cierre. Preguntas que Hamaca lanza a Galaxxia

«En cierta manera, ha sido una sesión terapéutica», dice Eli. No queremos terminar sin dejar un espacio para el otro lado: las dos preguntas que Hamaca ha preparado para Galaxxia.

Pronto llegará una nueva persona joven al equipo, gracias al programa Emplea Cultura. ¿Cuál es la experiencia y consejos de Galaxxia?

Ana comienza diciendo que estén tranquilas por esa honestidad con la que trabajan, que ya es mucho. «La honestidad no es solamente contar lo que se hace, es también estar dispuestas a habitar el error». Estos días han hablado sobre su experiencia como trabajadoras en prácticas (sin remunerar) dentro de Basurama donde, aunque les aportaron otras cosas, no vieron ni un solo presupuesto. «No nos enseñaron la parte administrativa ni la económica, que es un tema esencial». Tras esa experiencia, consideran que Hamaca trabaja desde un lugar más honesto. Aconsejan que el rol específico de la persona que entre sea muy claro. Que tenga la posibilidad de aprender sobre esa parte interna de sostenimiento, no compartimentar los saberes que pueden resultarle útiles. Irene cuenta cómo entró en Galaxxia con una tarea muy concreta y, sin embargo, fue pudiendo acceder a procesos y aprendiendo cosas nuevas que le valdrán para toda la vida. Iris y Belén han estudiado gestión cultural y sienten que les faltó también el acceso a estos aprendizajes, insisten en que nunca vieron un presupuesto. Iris invita a que hagan el ejercicio de contarle a la persona que llegue lo que les han contado hoy. Sugiere que haya un espacio (semanal o mensual) para poder hablar. Eli confirma que ya es una práctica habitual: los lunes hablan sobre tareas de gestión y los miércoles hacen una reunión para pensar sobre el proyecto y las líneas que quieren llevar a cabo.

La siguiente pregunta es sobre los formatos que abarca la plataforma. Explican que, cuando se creó el archivo de Hamaca, las primeras convocatorias plantearon cuestionar qué era el vídeo experimental, desbordando la mirada tradicional al incluir videoclips o vídeos de humor como Vengamonjas. Siempre realizados por gente vinculada al arte, como videoclips hechos por artistas. «Tiene que tener algún tipo de interés, lo que distinguiría lo mainstream de lo que no». Ahora se preguntan si sería interesante abrir una línea de investigación ya que se han vuelto a instaurar, pasados estos años, límites de qué entra y qué no en el archivo de Hamaca, preguntarse qué está consolidando una historia del vídeo. Tal vez ahora entrasen vídeos de memes, VJing, live cinema, vídeo-ensayos, retratos en vídeo… Se preguntan si tendría sentido hacer una convocatoria dirigida. Con esta idea, colaboraron en determinado momento con personas como Pedro Jiménez (de Zemos98) o Josecho Cerdán, profesionales de otro ámbitos con la intención de ampliar esa mirada.

14.40

A pesar del interés, no hay tiempo para responder en profundidad, y se da uno de esos maravillosos momentos de vida–versus–trabajo en el que consensuamos que, llegado este punto, preferimos comer que seguir hablando. Ha sido una larga mañana, y es el momento de pedir unas pizzas y comerlas en el suelo de la placita frente a Hangar.