Diferencia entre revisiones de «Para Néstor Perlongher»
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La espuma producida por la pastilla de jabón, el olor a café y la culpabilidad de ciertos órganos me arrastraron a recolectarme y, como pude, a prepararme para llevar a cuestas la siempre obligada actitud de estar dispuesta a afrontar con dignidad la gelatinidad producida por la oscuridad/hostilidad del día a día. | La espuma producida por la pastilla de jabón, el olor a café y la culpabilidad de ciertos órganos me arrastraron a recolectarme y, como pude, a prepararme para llevar a cuestas la siempre obligada actitud de estar dispuesta a afrontar con dignidad la gelatinidad producida por la oscuridad/hostilidad del día a día. |
Revisión del 19:57 24 nov 2020
Para Néstor Perlongher es un texto de Perla Zúñiga realizado en octubre de 2020. Perla fue seleccionade como colaboradore para las sesiones experimentales de pensamiento y escritura Claves para un manifiesto de las Jornadas de pensamiento xxi.
Me levanté una mañana cualquiera en casa de MAAY aún con olor a tratamiento y tabaco. Fue de camino a lavarme la cara cuando pequeños flashazos de luz me revelaron todo el esfuerzo depositado, la noche anterior, en la lucha, no sé si lograda, de llegar a ser éxtasis.
La espuma producida por la pastilla de jabón, el olor a café y la culpabilidad de ciertos órganos me arrastraron a recolectarme y, como pude, a prepararme para llevar a cuestas la siempre obligada actitud de estar dispuesta a afrontar con dignidad la gelatinidad producida por la oscuridad/hostilidad del día a día.
Ya en el metro de camino al trabajo comencé a sentir de vuelta el peso de mis huesos, olvidados pasadas las 12 horas de encierro (in)voluntario y abandonados por la emoción de un presente inacabado. Cerraba los ojos y solo veía restos. Restos de eco volando. Restos de espaldas hablando. Restos de químicos pálidos en sueños frustrados. Restos de tratamientos quirúrgicos en cuerpo acabados. No conseguía concentrarme en el trabajo, venían y volvían, venías y volvías. Venían y volvían los susurros untuosos procedentes de las voces neutras, que la noche anterior alrededor de las 3 de la mañana, me sugirieron acelerar la sustancia para así aniquilar nuestra conciencia personal y acabar fundiéndonos en una Santa Teresa bella y orgásmica.
En una Santa Teresa reluciente y envidiada.
En el intento de aprenderme el nombre en alemán de la parada en la que me tenía que bajar se cruzó la inseguridad del cansancio que junto a la mirada de asco de un viajecito entrañable me llevaron a preguntarme si Bernini, el escultor mágico, estaría orgulloso de mí. Si estaría orgulloso de lo que había creado.
Fueron mis ganas de producirme en experiencias limítrofes lo que me llevaron otra noche más a volver a emperifollarme para presentarme en el casting siempre abierto y barroco de la trans-verberación.
Me adentré en un lugar inhóspito pero familiar donde ocurrían enunciaciones extrañas en bocas aparentemente diversas pero iguales aún en diferentes temporalidades. La boca de labios azules celestes me decía cosas que no entendía pero sí comprendía. La boca de labios rojos solo se reía y brillaba. La boca de labio natural no se movía pero estaba. Compartíamos un mismo espacio aun estando en otros. Pasaban historias megafoneadas en sílabas, risas o silencios. Sentíamos el calor de ser ese tan hablado nuevo futuro cegado por las antiguas máquinas de humo.
Botitas de charol alumbradas, más rojas que negras, por la luz del cigarro. Tacones gordos y puntas cuadradas. Movimientos extraños de espaldas sudadas. Reflejos cóncavos de sexo duro seco y desgastado.
Yo te miraba sin decir nada pero qué te iba a explicar yo, si ya me había perdido, dislocado y extasiado en forma de cualquier animal extinguido por el hombre.
(Suena un track que no consigo recordar).
(Suena el susurro del éxtasis)
Siempre que acabo contando algo no sé muy bien en qué momento pasó, pero gracias a la verdad pegajosa con forma de salpicadura adherida a mi top no dudo de que eso es lo que viví en ese futuro paralelo, en ese limbo horario, en ese paraíso fiscal de los afectos.
- GALAXXIA es otra cosa, otro tipo de espacio (utilizo otro como adjetivo positivo). Su cercanía, horizontalidad e interés por lo que está sucediendo en el presente hacen que surjan las cosas y conexiones que tendrían que estar pasando.