Necesidad de un marco legal para profesiones artísticas y de un órgano financiador -políticamente independiente y público- de las artes y la cultura contemporánea en España

De Galaxxia
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Necesidad de un marco legal para profesiones artísticas y de un órgano financiador -políticamente independiente y público- de las artes y la cultura contemporánea en España es un texto de Pablo Paillole realizado en octubre de 2020. Pablo fue seleccionado como colaborador para las sesiones experimentales de pensamiento y escritura Claves para un manifiesto de las Jornadas de pensamiento xxi.

A partir de la convocatoria Claves Para Un Manifiesto de Galaxxia y los conversatorios xxi organizados por su equipo, este texto expone de la urgente necesidad de un marco legal para profesiones artísticas y de un órgano financiador - políticamente independiente y público - de las artes y la cultura contemporánea en España.

Durante el segundo conversatorio ‘Materializar lo Inmaterial, Visibilizar lo Invisibilizado’, Sára Álvarez Gómez en representación de ‘Proyecto Camminus’ (Laciana, León) y Andrés Fernández- Albalat por parte de ‘Cinema Semente’ (Cortegada, Pontevedra) coincidían en su intención de poner en valor el inmenso potencial de la España vaciada. A través del archivo, la creación audiovisual y una constante colaboración entre agentes locales, sus proyectos nacen en el medio rural para cubrir la necesidad de una oferta cultural sostenible en los lugares olvidados de nuestro país; para abastecer comarcas amenazadas por la despoblación de mayores y mejores recursos en materia de empleo y oportunidades; y sobretodo para que nuestros antepasados, los antiguos habitantes de la actual España abandonada, no caigan en el olvido.

En cuanto a redefinir y recapacitar sobre el término ‘Institución’, en lo que a arte y cultura se refiere, el tercer y último conversatorio ‘Nuevas y Entrecomilladas Institucionalidades’ abarcó la necesidad de un sólido marco legal para que los artistas no se encuentren en un constante conflicto entre subsistencia y creación. Como creador freelance, Toni Navarro manifestó su preocupación por la falta de seguridad social y cotización para que los trabajadores del arte tengamos una jubilación digna en el futuro. En representación de ‘La Fábrica de Toda la Vida’ (LFDTV), Siro Santos afirmó que su práctica remunerada se desarrolla en la ciudad mientras que su práctica militante o activista (no remunerada), en su mayoría, pertenece al medio rural.

Por tanto, resulta evidente que el medio rural y del medio urbano en España manifiestan diferentes necesidades, sobretodo en cuanto a financiación y sostenibilidad de proyectos. Tras estudiarlos por separado, se debería ofercer una respuesta conjunta a nivel nacional, o de lo contrario el lema #NadieSeQuedaAtrás se quedará en un hashtag-declaración de intenciones.

Desde luego, lo ideal sería que los cambios de gobiernos y otros tejemanejes políticos dejaran de jugar un papel clave en las decisiones que realmente corresponden a los profesionales artísticos y culturales (entendiendo como ‘profesional’ cualquier persona que haga de la cultura su vocación). Ya se trate de la reciente injerencia política por parte del Ayuntamiento de Valladolid en el Museo Patio Herreriano, o de la destitución antes de tiempo de los directores artísticos de los principales centros culturales madrileños - elegidos por concurso público -, estas son actitudes arbitrarias superan los límites de lo inaceptable. Además de inaceptables, atentan indiscriminadamente contra el documento ‘Guía de Buenas Prácticas para Museos y Centros de Arte’ elaborado por el propio Ministerio de Cultura en 2006 - y revisado en 2019 - junto con múltiples entidades como Unión de Artistas o la ADACE (Asociación de Directoras y Directores de Arte Contemporáneo de España).

Y ya que estamos, podrían los artistas residentes en España disponer de un órgano financiador de las artes y la cultura que ponga fin a muchos de estos problemas? Si miramos hacia Reino Unido, tan pronto como en 1946 se fundó el Arts Council of Great Britain (en castellano, Consejo de las Artes de Gran Bretaña). Con el fin de paliar la recesión económica que sacudiría Europa tras la Segunda Guerra Mundial, se comenzaron a financiar las artes y se celebraron eventos como el ‘Festival de Gran Bretaña’ en 1951 para llenar el espacio público con esculturas e instalaciones y deleitar a sus visitantes mediante innovadores espectáculos.

Actualmente, cada país anglosajón dispone de su particular órgano financiador de actividades cultures en todos los ámbitos artísticos; desde su fundación, el organismo público original ha quedado dividido entre Creative Scotland y los Arts Council de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte. Están dedicados a apoyar la mayor diversidad de propuestas artísticas posibles y monitorizan periódicamente dicha diversidad para cumplir con las leyes de Igualdad de raza, género, sexualidad y discapacidad (Equality Act 2010). Cualquier espacio creativo, colectivo o artista residente en el Reino Unido puede solicitar financiación en cualquier momento - sin esperar a que se abran convocatorias - mediante una propuesta que contenga los detalles de su proyecto, los fondos requeridos para su realización y su distribución entre materiales, espacio y pagos a colaboradores. A pesar de estar tutelado por el Ministerio de Cultura Británico, este organismo público ha gozado hasta ahora de una gran autonomía política. En 1964, se creó Gran Bretaña el primer Ministerio de Artes liderado por la ministra laborista Jennie Lee, quién fortaleció la presencia del Arts Council en regiones menos pobladas. Su director actual Nicholas Serota, ex- director de galerías de arte contemporáneo como Tate y Whitechapel en Londres, supone un perfil sumamente técnico y especializado para el cargo. Según apunta El Mundo, “el sistema de ayudas a las instituciones culturales del Reino Unido no está tan centralizado en la Administración Pública como en España. Los contribuyentes británicos tienen cierto margen para elegir el destino de sus impuestos”. Si bien es cierto que el ejecutivo de Boris Johnson pretende influir cada vez más en la programación de los museos y centros de arte Británicos financiados con fondos públicos, es precisamente la presencia de expertos lo que hace del Arts Council un organismo políticamente independiente y consolidado que no se pone patas arriba con cada cambio de gobierno.

Siendo realistas, ¿podría el sector cultural en España contar con algo parecido; un organismo financiador de la cultura liderado por expertos en todos los campos del sector y financiado por el propio Ministerio? Pero ¿si todo el mundo fuese realista, se habría llegado a pisar la luna?

Lo cierto es que, en España, no contamos con buenos precedentes en lo que a financiación y politización de absolutamente todo se refiere. Tengamos en cuenta que, mientras que el fondo de rescate post-covid del Arts Council Británico contó con £1.57 billones de libras, en España se ha dedicado un millón de euros para las artes visuales y cincuenta y tres millones de euros para las artes escénicas. Teniendo en cuenta el inmenso tejido cultural Español, estas cantidades son bastante pobres y desproporcionales.

Un buen comienzo para reducir la precariedad e incertidumbre en el sector podría ser el Estatuto del Artista, el Real Decreto-ley impulsado por el ex-ministro de cultura y ex-director del Museo Reina Sofía José Guirao junto con múltiples asociciones que se abrobó en Enero de 2019 por unanimidad parlamentaria. El decreto contempla la regulación de fiscal y laboral del artista; entre otras cosas, se pretende realizar la “bajada del IVA (del 21 al 10%) a los servicios que prestan los intérpretes, artistas, directores y técnicos” y comtempla “la cotización de los artistas durante sus periodos de inactividad, favoreciendo la protección a los trabajadores culturales, especialmente en situaciones de maternidad y paternidad, de incapacidad, jubilación o lactancia”, según publicó el diario ABC en 2019.

A pesar de haber sido aprobado por un consenso total en el congreso, el Real Decreto-ley aún no se ha hecho efectivo. Nuestros políticos han prefirido malgastar seis meses en no investir un gobierno cuando tocaba, posponiendo nuestras necesidades para más adelante. El nuevo ejecutivo decidió deshacerse del perfil técnico de José Guirao apostando por alguien sin experiencia en gestión cultural al frente del Ministerio de Cultura y Deporte; José Manuel Rodríguez Uribes tiene un gran reto por delante.

Puesto que soñar no requiere de financiación alguna, sólo pretendo plasmar mi deseo y voluntad de trabajar por hacer que los sueños proyectados en este manifiesto se materialicen en la realidad. Para ello, sería vital la presencia de expertos en materia de cultura, la voluntad política y el consenso; hoy más que nunca. Sería inexplicable que no hubiese, como mínimo, voluntad y consenso político, ya que la falta de medios económicos dedicados a la cultura no es un es problema aislado. A la par que regularía nuestras precarias profesiones artísticas, un organismo financiador cultural independiente, público y justo en todo el territorio Español abordaría directamente urgentes retos como la repoblación rural, la igualdad, la transición ecológica y la reactivación económica post-covid.

Referentes

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